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Romina Gaetani: "¿Quién no se siente solo en algún momento?"

La heroína de “Herederos de una venganza” (El Trece) Pese a su imagen de “femme fatale”, cultiva un modo relajado y un pensamiento casi zen. Se separó hace dos meses y habla de los rumores de romance con Luciano Castro, de su rol de chica sexy, y de sus ganas de hacer teatro.


Romina Gaetani





No es sencillo llegar a Zelaya. Desde la producción, mandan un mapa con muchas flechas e instrucciones que indican cómo acceder a una casaquinta en la que se está grabando Herederos de una venganza (El Trece). Cuando el director grita el “corte” que marca el final del día, comienza a caer el sol en esta zona de Escobar. Y el parque con césped corto e inmaculado se transforma en un infierno de mosquitos asesinos. Todos – técnicos y actores– quieren salir huyendo rápidamente.
De la casa sale Romina Gaetani, que apura la sesión de fotos e invita a seguir la charla en su auto. Cierra la puerta, enciende el motor en punto muerto y prende el aire acondicionado. “Me pica todo te juro”, dice en el único momento en el que perdió algo de la paciencia y del tono zen que tiene al hablar.
Hay en la protagonista de la novela -junto a Luciano Castro- una imagen de  femme fatale , alimentada desde la pantalla y desde las producciones de fotos para revistas de todo tipo. Pero ahora, sentada en su camioneta y a punto de irse a su casa, usa las palabras  conexión , metafísica , y aquel viejo concepto new age de que cada cosa llega en su momento. Cuando suena el teléfono, la chica sexy deja ver el fondo de pantalla con un tierno dibujo del tierno Hello Kitty.
A cuatro meses del debut, la novela – martes a viernes, a las 21.50, por El Trece- llegó la semana pasada a su rating más alto, con casi 26 puntos. En la tele, todos quieren seguir la vida de los habitantes de Vidisterra, un pueblo dedicado a la producción de vino. Y, claro está, la historia entre Antonio (Luciano Castro) y Mercedes (Gaetani), que ahora que se enteraron de que no son hermanos pueden amarse locamente, como se ama la gente en la televisión. En charla con Clarín , ella habla de la imagen construida, de los rumores de romance con Castro, de las ganas de abandonar por un momento las tiras para hacer teatro y de los deseos de hacer música.
Hace un rato, cuando hacías las fotos, un compañero te gritó: “Romina, pará de laburar”. ¿Es cierta tu fama de obsesiva del trabajo? No, era un chiste. Depende de las épocas. Hay momentos en los que el trabajo llega de golpe y además de grabar tenés que hacer notas y otras cosas que tienen que ver con la novela. Pero hay que saber parar. Me resulta indispensable tener un tiempo para mí, para estar con mi gente y hacer las cosas que me gustan y que no tienen que ver con el trabajo. Necesito parar ante tanta vorágine.
Desde hace más de 10 años hacés tiras de forma ininterrumpida. ¿Qué te genera que, a veces, se hable más de tu belleza que de tus personajes? No me da igual. Sé que es una de las tantas caras que tengo y de la cual me hago cargo. Habrá quien quiera ver sólo eso y el que se quede con otras cosas. Pero ya no me peleo con eso. En una época, cuando comencé a trabajar y no entendía bien de qué se trataba el sistema, los comentarios me enojaban un poco más. Después me fui relajando y aceptando más esa parte de mí. ¿Sabés lo que pasa? Yo estoy segura de que soy mucho más que eso. Que la gente vea lo que tenga ganas de ver.
¿También te lo tomás igual cuando te adjudican romances, como pasó con Luciano Castro? Cuando uno abre la puerta a cierto tipo de prensa sabe que está expuesto y que van a hablar. Se trata de entender, de relajarse y de saber hasta dónde uno quiere mostrar y hasta dónde no. Trato de ser lo más respetuosa posible para no lastimar y para cuidar a las personas que quiero. Lo que pasó con Luciano me molestó porque me separé hace dos meses y él está en pareja. A veces lamentás que te cuiden poco. Pero bueno...
Desde su debut en Verdad consecuencia , en 1998, Gaetani fue siempre número fijo en las tiras y unitarios de la televisión argentina y de México (vivió un año allá). Ahora, con 34 años y un par de lustros como actriz, siente que llegó el momento de dar otros pasos, de hacer más teatro, de producir su propio programa de televisión. Y un largo etcétera de ideas que puede tener aquel que se da el lujo de elegir sus trabajos.
¿Por qué no hacés teatro? Me gustaría mucho. Me llegan obras, pero no las que tengo ganas de hacer. Me acercaron textos con una estructura más televisiva y con una historia que puedo contar con los personajes de la tele. No me interesa llevar al teatro el costumbrismo que hago en las tiras. No sé, quizás otro tipo de obras.
¿Un clásico? Contemporáneos o clásicos, como un Tennessee Williams o un Oscar Wilde. Pienso en cosas que me diviertan y que tenga ganas de mostrar, muy diferentes a las que vengo haciendo en televisión.
Ver obras es una forma de aprendizaje. ¿Vas a ver teatro? Desde hace muchos años vengo haciendo una tira detrás de la otra y debo admitir que voy menos de lo que me gustaría. Sé que ir es una forma de seguir aprendiendo y de seguir conectada con el arte, con la creatividad de cada uno. A veces, la vorágine de la televisión te quita ese lugar del actor, del artista... No tenés tiempo para ir al teatro ni para ponerte a estudiar.
¿Te parece que eso vuelve más chato tu trabajo? No sé si usaría la palabra chato. Podés crecer más o crecer menos, por más que no tengas tiempo de seguir cultivándote. Pero yo me considero una persona intuitiva, en la vida y también a la hora de trabajar. Me gusta divertirme y relajar; y eso te lleva a un lugar de inspiración interesante.
Te lo pregunto porque nunca hice. ¿Qué te da el yoga y la meditación? Vivir mejor y no creer que el trabajo lo es todo en la vida. Y me parece que te conecta con otros estados y con la realidad, que no es la que creemos.
¿No? ¿Cuál es entonces? Está en cada uno descubrirla.
¿Cómo te llevás con la soledad? Muy bien. Por momentos pesa, pero es lógico y normal. Está bien que pase. ¿Quién no se siente solo en algún momento? ¿Qué hace de un galán un buen galán? (Romina se queda en silencio un rato. Mira fijo con esos ojos tan celestes, esa boca tan grande y sentada en este auto tan importado. Y con su voz tan reflexiva contesta) Un buen actor.
¿Luciano Castro es un buen galán? Es muy agradable y relajado a la hora de trabajar.

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